La escritora y filóloga española dictó la conferencia inaugural del Encuentro de Promotores de Lectura de la FIL Guadalajara
En El Infinito en un Junco (2019), Irene Vallejo puso el foco en esas personas que su principal labor no es la de escribir, sino en aquellas que forman el colectivo de la supervivencia de la palabra y el conocimiento: los promotores de lectura. Por eso, ese ensayo es un repaso por la historia del pensamiento, o sea, de la invención del libro y cómo ese hilo histórico llegó hasta la actualidad.
Sin embargo, el texto que fue ganador del Premio Nacional de Ensayo de España (2020), también es una fórmula íntima que ejemplifica cómo, la propia Vallejo, se acercó al universo de los libros, ya que destaca algunos pasajes de su vida en los que la literatura fue una salvaguarda.
“Quienes amamos la lectura sabemos que en un momento de crecimiento, los libros han estado a un lado y nos han permitido sentirnos como parte de algo. Eso ha hecho que aquel pasaje donde viví acoso escolar sea menos turbulento. Por eso, esas experiencias que viví, me parecieron que eran funcionales para las y los enamorados de la palabra y por eso decidí incluirlas en el libro, a pesar de que rompieran con el molde de lo que es un ensayo, pero para eso están las normas, para trasgredirlas”.
Vallejo describió que cuando vivió aquella etapa de su vida, se reconfortaba pensando que quienes habían escrito los libros que leía la comprendían, y eso la llevaba a considerar que debía soportar ese lapso, ya que próximamente, en el futuro, se encontraría con un amplio mundo donde encontraría a personas que fueran afines a sí.
“El mundo está hecho de las personas que tienen la capacidad de contemplar otro futuro diferente a nuestro presente. Pero eso surge del pensamiento, que es producto de la lentitud que es la que ha logrado el avance de la humanidad. La racionalidad nos ha llevado a pensar y reflexionar y eso es parte de un logro lento”, expuso.
Sobre el apego al libro, dijo que era una forma de rebeldía: “cuando leemos, desaparecemos. San Agustín reflexiona que leer es la posibilidad de estar en otras realidades. Es donde se construyen otras vidas y otros futuros, que son actos de resistencia, y la promoción de la lectura es una cadena de ilusiones que permite albergar la esperanza. El propio libro es una forma de rebeldía contra la prisa de este momento, porque leer nos lleva a tener intimidad, tener una soledad y a crear un pensamiento que transforme; por eso es una resistencia contra las pantallas”, dijo.
Recordó que en su experiencia, la lectura y los libros fueron la posibilidad de transformar el acoso escolar que vivió en una realidad que se necesidad en la sociedad: “yo asumí violencias porque no quería ser una chivata, y fue cuando encontré esperanza en los libros. Ahora mi trabajo consiste en eso que mi entorno reprimía que hiciera, el denunciar. Ahora es mi profesión: ser la chivata, porque es una forma de proclamarme como delatora de las cosas que se deben de saber y necesitamos a esas personas que señalan cuando hay un abuso y que no se les vea de forma negativa porque están reconstruyendo a la sociedad”, finalizó.
El Encuentro de Promotores de Lectura se implementará en tres jornadas que lleven a reflexionar a las y los asistentes sobre la lectura como herramienta base en la construcción de una sociedad en paz.